El desarrollo del Taekwon-Do se asemeja al crecimiento que tiene un árbol, desde el cinta blanca hasta el cinta negra. El árbol es uno de los seres vivos más nobles que existen en el mundo, su imperceptible labor es una entrega generosa a través de su vida: nos da sombra en los días calurosos, nos da abrigo en días tormentosos, da cobijo y protección a las aves, evita la erosión del suelo, nos da oxígeno a los humanos incluso después de muerto su cuerpo nos da calor en las chimeneas nos otorga madera para la construcción de habitaciones, muebles, herramientas, etc.
Igualmente el desarrollo del discípulo en Taekwon-Do debe ser tan natural como el crecimiento del árbol, poco a poco va creciendo y tornándose fuerte en la entrega, en el servicio hacia los demás. La fortaleza física la obtiene a través de la técnica y la practica constante y la fortaleza espiritual a través del estudio y reflexión de los Tul y la filosofía.El practicante debe transformarse en un discípulo fuerte como un árbol y generoso en la entrega hacia los demás, siempre tratando de ayudar a los demás con entrega desinteresada y en forma natural como ese árbol simbolico que tenemos en la espalda.
Así entonces el Taekwon-Do bien realizado no tan solo es un beneficio para quien lo practica, sino que también para su entorno, hacia la sociedad y es nuestro granito de arena que ayuda a que este mundo sea un poco mejor, como también lo soñara su creador, el General Choi Hong Hi basado en la Sabiduría Antigua.
En la espalda de la chaqueta del dobok aparece un árbol construido por caracteres coreanos hangul y occidentales. La raíz y el tallo de este árbol representan el nacimiento de este arte marcial en oriente para luego crecer por las ramas y la hojas en caracteres occidentales representando el crecimiento del TaeKwon-Do en occidente. El Gral Choi sostenía que este diseño es el universal para todos los practicantes de Taekwondo alrededor del mundo.